La experiencia en la dirección de obras de arquitectura unida a la pasión por la música, despertó la necesidad de abordar la ópera como la máxima integración de las artes. Sostenida por la música,  Miryam interviene el espacio y el movimiento en el escenario logrando que cada producción lleve su impronta en la totalidad de sus aspectos espacio musicales.

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Su primera experiencia fue la dirección, diseño de escenografía y vestuario de Così fan tutte de W.A. Mozart, en 1995. Al desplazar la escena desde el siglo XVIII al siglo XX, puso por primera vez sobre el escenario del Teatro Municipal de Santiago, una muestra de la modernización de la ópera en Chile, proponiendo el concepto de la extemporalidad del mensaje dramático musical.

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Fue la primera mujer chilena directora de ópera, con una producción que cuenta a la sazón con más de 30 títtulos estrenados en Chile y el extranjero.